Criticas sobre los Autores
Rosario Aguilar: Subversiva y Serena
Por: Helena Ramos
Rosario Aguilar (León, 29 de enero de 1938) es tal vez la narradora más persistente de la literatura nicaragüense. Debutó en los años 60 y desde entonces ha publicado 10 títulos. Trabaja conforme a su ritmo interior, sin estar sujeta a compromisos con casas editoriales. Suele permanecer un tanto apartada de los círculos literarios, pero tampoco los rehuye. En su trato personal, ella es sosegada, afable, candorosa, y su cálida serenidad contrasta con los destinos despeñados y estremecedores de sus protagonistas.
Por: Helena Ramos
Rosario Aguilar (León, 29 de enero de 1938) es tal vez la narradora más persistente de la literatura nicaragüense. Debutó en los años 60 y desde entonces ha publicado 10 títulos. Trabaja conforme a su ritmo interior, sin estar sujeta a compromisos con casas editoriales. Suele permanecer un tanto apartada de los círculos literarios, pero tampoco los rehuye. En su trato personal, ella es sosegada, afable, candorosa, y su cálida serenidad contrasta con los destinos despeñados y estremecedores de sus protagonistas.
Por qué leer a Lizandro Chávez Alfaro?
Por: Ernesto Valle
Nacido en Bluefields, un 25 de octubre de 1929, Lizandro Chávez Alfaro fue un intelectual polifacético y un artista multidisciplinario. Ensayista, poeta, narrador y pintor, que en algún momento de su vida se dedicó al periodismo y a la traducción. Partió de Nicaragua para estudiar pintura en la Universidad Nacional Autónoma de México. Prefiere luego, optar por poesía. Abandona esa disciplina, experimenta y se orienta definitivamente a la narrativa.
Su primer libro de cuentos -Los monos de San Telmo- fue galardonado con el Premio Casa de las Américas, en 1963. El fallo dictaminó: “el autor hizo de las más modernas técnicas del Boom latinoamericano”. Cinco años después, Lizandro Chávez Alfaro sería finalista del premio de novela Seix Barral, con su novela de corte histórica: Trágame tierra.
Su obra está compuesta por poco más de 10 títulos. A la edad de 76 años, es hecho miembro honorario de la Academia Nicaragüense de la Lengua, grado que mantuvo hasta su muerte, el 9 de Abril de 2006.
La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana
Por: Mariantonia Bermudez
En estos últimos años, diversos estudios han coincidido en situar la narrativa de Sergio Ramírez en el contexto de la nueva novela histórica o novela histórica de fin de siglo (Grinberg Pla (2001); Mackenback (2000); Menton (2002) elaborados por Seymur Meton (1993) y María Cristina Pons (1999) respectivamente. Esto presenta, de entrada, un problema teórico que está relacionado con el hecho mismo de la falta de unificación de criterios, a la hora de la elaboración de un concepto que englobe toda la producción novelística de corte histórico publicada en América Latina en los últimos sesenta años, como también la falta de una denominación única bajo cuya designación se agrupen sin descuidar, al mismo tiempo, las particularidades de cada autor. Tampoco se puede soslayar la definición misma del carácter “histórico” de la novela y de la distancia temporal entre la vida del autor y los hechos a los que alude, sin dejar de tener en cuenta que la relación de la obra de Ramírez Mercado con las clasificaciones y definiciones siempre ha de proponerse de manera flexible, dado que sus peculiaridades no encajan al cien por ciento con las caracterizaciones que tanto Menton como Pons han establecido en sus correspondientes trabajos.
No hay que perder de vista que una de las dificultades de la historiografía nicaragüense ha sido la carencia de sistematicidad, dado que, aparte de los estudios aislados, no hay una cultura que se decante por las preferencias historiográficas, ni una tradición de historiadores que sometan los textos a revisiones periódicas. Fuera del impulso que durante la década de los ochenta tuvieron los estudios humanísticos, se puede decir que Nicaragua adolece de una propuesta surgida de las instituciones culturales en materia de investigación histórica. Todo ello presenta una dificultad de primer orden cuando nos planteamos el estudio de la novela histórica en la narrativa contemporánea nicaragüense, iniciada por Lizandro Chávez Alfaro con Trágame tierra y Sergio Ramírez con Tiempo de fulgor: si el discurso narrativo que se inscribe en la novela histórica de fin de siglo subvierte la historia oficial ¿qué subvierten las novelas de Sergio Ramírez? ¿A qué fuentes nos remiten?
Como ha señalado Mackenbach no se puede “hablar de un desarrollo lineal de la novelística de Sergio Ramírez” (2002, p. 10), no obstante, se pueden establecer vínculos temáticos al menos en cinco de las novelas publicadas hasta ahora por el autor . Uno de estos es el que se da entre ¿Te dio miedo la sangre? (1976) y Sombras nada más (2001), que constituyen una biología de lo que se puede llamar la temática guerrillera o novela de guerrilleros como lo ha denominado Héctor Leiva (1996).
Sin embargo, más allá de los problemas conceptuales que puedan presentar la narrativa del autor Masatepino, en relación a la denominación de novela histórica latinoamericana, estos dos textos aportan las claves para entender la evolución del pensamiento de Ramírez al menos en lo que se refiere a la reflexión sobre la Historia y la dictadura Somocista.
Por: Mariantonia Bermudez
En estos últimos años, diversos estudios han coincidido en situar la narrativa de Sergio Ramírez en el contexto de la nueva novela histórica o novela histórica de fin de siglo (Grinberg Pla (2001); Mackenback (2000); Menton (2002) elaborados por Seymur Meton (1993) y María Cristina Pons (1999) respectivamente. Esto presenta, de entrada, un problema teórico que está relacionado con el hecho mismo de la falta de unificación de criterios, a la hora de la elaboración de un concepto que englobe toda la producción novelística de corte histórico publicada en América Latina en los últimos sesenta años, como también la falta de una denominación única bajo cuya designación se agrupen sin descuidar, al mismo tiempo, las particularidades de cada autor. Tampoco se puede soslayar la definición misma del carácter “histórico” de la novela y de la distancia temporal entre la vida del autor y los hechos a los que alude, sin dejar de tener en cuenta que la relación de la obra de Ramírez Mercado con las clasificaciones y definiciones siempre ha de proponerse de manera flexible, dado que sus peculiaridades no encajan al cien por ciento con las caracterizaciones que tanto Menton como Pons han establecido en sus correspondientes trabajos.
No hay que perder de vista que una de las dificultades de la historiografía nicaragüense ha sido la carencia de sistematicidad, dado que, aparte de los estudios aislados, no hay una cultura que se decante por las preferencias historiográficas, ni una tradición de historiadores que sometan los textos a revisiones periódicas. Fuera del impulso que durante la década de los ochenta tuvieron los estudios humanísticos, se puede decir que Nicaragua adolece de una propuesta surgida de las instituciones culturales en materia de investigación histórica. Todo ello presenta una dificultad de primer orden cuando nos planteamos el estudio de la novela histórica en la narrativa contemporánea nicaragüense, iniciada por Lizandro Chávez Alfaro con Trágame tierra y Sergio Ramírez con Tiempo de fulgor: si el discurso narrativo que se inscribe en la novela histórica de fin de siglo subvierte la historia oficial ¿qué subvierten las novelas de Sergio Ramírez? ¿A qué fuentes nos remiten?
Como ha señalado Mackenbach no se puede “hablar de un desarrollo lineal de la novelística de Sergio Ramírez” (2002, p. 10), no obstante, se pueden establecer vínculos temáticos al menos en cinco de las novelas publicadas hasta ahora por el autor . Uno de estos es el que se da entre ¿Te dio miedo la sangre? (1976) y Sombras nada más (2001), que constituyen una biología de lo que se puede llamar la temática guerrillera o novela de guerrilleros como lo ha denominado Héctor Leiva (1996).
Sin embargo, más allá de los problemas conceptuales que puedan presentar la narrativa del autor Masatepino, en relación a la denominación de novela histórica latinoamericana, estos dos textos aportan las claves para entender la evolución del pensamiento de Ramírez al menos en lo que se refiere a la reflexión sobre la Historia y la dictadura Somocista.